¿Adónde vamos?

Durante las dos últimas décadas, hemos sido testigos de un rápido aumento de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación por parte de los gobiernos para establecer la participación electrónica en la vida cotidiana de los ciudadanos, junto con todas las ventajas que de ello se derivan. Sin estar seguros del nivel y el alcance que la participación electrónica puede alcanzar en los próximos años, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ha llegado para quedarse. El enfoque es simple; simplicidad en los procedimientos, y polifonía, inclusión, participación.

La digitalización de nuestro mundo no dejará al margen a las autoridades, ni debería hacerlo. Estamos ante una evolución de posibilidades, no sólo en términos técnicos y tecnológicos, sino también en cuanto al papel de los ciudadanos en su propia vida cotidiana.