Dificultades y problemas de confianza

El concepto de participación electrónica existe desde hace varios años, pero aún se considera bastante nuevo. Está revolucionando la forma en que los ciudadanos interactuamos con las autoridades y el Gobierno en su conjunto, y es comprensible que no haya estado exenta de problemas. Como todo lo nuevo e innovador, la participación electrónica tiene que enfrentarse a ciertos retos si quiere aplicarse con éxito.

En primer lugar, la participación electrónica sigue preocupando a la mayoría de los ciudadanos con los que hemos colaborado en el proyecto DigEqual. La preocupación principal gira en torno al tratamiento de los datos y al prejuicio de que “el Gobierno lo sabe todo sobre nosotros”. Tal afirmación se ve alentada por la desinformación sobre el papel del Estado y el concepto relativamente nuevo de participación electrónica.

La participación electrónica es una nueva forma de que los ciudadanos interactúen con la Administración utilizando herramientas digitales. Sin embargo, muchas personas dudan en utilizar estas herramientas porque no las entienden suficientemente bien. Les preocupa cómo se tratará su información personal y piensan que el gobierno tiene demasiado poder para invadir su intimidad. Estas preocupaciones se deben a la falta de información y conocimientos sobre el funcionamiento de la participación electrónica.

Una de las razones de esta indecisión es el temor a que se haga un mal uso de sus datos. A algunas personas les preocupa que el gobierno utilice su información personal para espiarlas o hacer algo que ellas no aprueban. Estos temores suelen estar alimentados por información falsa y malentendidos, que hacen que la gente no confíe en el gobierno.

Otro problema es que no todo el mundo tiene el mismo acceso a la tecnología o sabe cómo utilizarla. Algunas personas no tienen las habilidades o herramientas necesarias para participar plenamente en la participación electrónica. Esto crea una brecha entre los que pueden beneficiarse de estas herramientas y los que no.

Muchas personas tampoco saben que existen herramientas de participación electrónica ni cómo pueden utilizarlas para intervenir en la toma de decisiones. Por eso, el Gobierno tiene que mejorar su labor de información sobre estas herramientas y su utilidad.

Para resolver estos problemas, tenemos que ser claros y transparentes sobre cómo se protegen los datos personales. El gobierno debe explicar qué medidas existen para garantizar la seguridad de la información y respetar la privacidad de las personas.

También debemos ayudar a quienes no tienen acceso a la tecnología o no saben cómo utilizarla. Esto puede implicar proporcionar ordenadores y programas de formación en las comunidades para ayudar a la gente a sentirse cómoda con las herramientas digitales. Esto es lo que exactamente pretende DigEqual.

Veamos más de cerca las dificultades y los problemas de confianza relacionados con la participación electrónica.

Dificultades de la participación electrónica

La principal dificultad de la participación electrónica, y de su utilización, es la propia brecha digital. Es una realidad que no todos los ciudadanos disponen del equipamiento necesario para acceder a los servicios ofrecidos. Y aunque en la Europa del siglo XXI podamos afirmar que la mayoría de las personas disponen de un ordenador portátil, o al menos de un teléfono inteligente, así como de conexión a Internet, no es el caso de todo el mundo. Sin embargo, la brecha digital no se refiere únicamente a si los ciudadanos disponen de los medios para utilizar las ofertas de participación electrónica, ya que este problema está prácticamente resuelto. Incluso en las zonas rurales de Europa, la mayoría de los ciudadanos tienen acceso a dispositivos digitales y, por tanto, a los servicios.

Entonces, si el acceso a los dispositivos no es un problema, ¿cuál es? Hoy en día, el término brecha digital se refiere principalmente a la falta de las habilidades y competencias necesarias para aprovechar las herramientas y plataformas disponibles. En pocas palabras, no se trata de tener un ordenador portátil o un teléfono inteligente, sino de sentirse cómodo con su uso y formar parte de procedimientos específicos. DigEqual, junto con el actual programa educativo, pretende generar confianza en los ciudadanos que carecen de las habilidades necesarias, pero desean participar digitalmente y aprovechar los servicios de la administración electrónica, disolviendo así cualquier posible problema de confianza que pudiera aparecer.

Cuestiones de confianza

Como ya se ha mencionado, la participación electrónica y sus prácticas son bastante recientes, y sus raíces se reparten a partes iguales entre la democracia y la tecnología. Sin embargo, en lo que respecta a su esencia, muchos ciudadanos manifiestan problemas de confianza en las plataformas digitales, los sitios web y los procedimientos generales de participación electrónica, así como en el tratamiento que éstos hacen de su información personal. Nombres, datos personales, direcciones, etc., son sólo algunos de los datos de entrada que un usuario debe proporcionar al participar digitalmente, según el asunto de que se trate.

Una vez más, el conocimiento y la educación son fundamentales. ¿Cómo se procesan los datos, de qué manera pueden utilizarse, durante cuánto tiempo pueden almacenarse y cuáles son los derechos del usuario? Al comprender el concepto de existencia y participación digital, así como sus derechos, los usuarios adquieren confianza en las prácticas y procedimientos mencionados y, por tanto, empiezan a utilizarlos.

Una segunda cuestión bastante importante e interesante relacionada con la confianza es la creencia de algunos usuarios de que la participación electrónica no tiene repercusión porque sus voces no son escuchadas. El mejor ejemplo, contrario a esa creencia, es de nuevo el sistema de peticiones del Reino Unido, en el que si los ciudadanos reúnen una cantidad determinada de firmas en la plataforma correspondiente, el parlamento está obligado a responder a la cuestión planteada.

Al mismo tiempo, vemos que cada vez se publica más información, desde leyes gubernamentales hasta contrataciones de funcionarios, asuntos todos ellos que se ponen sobre la mesa para el debate público y la consulta entre ciudadanos y ciudadanos y gobiernos. Esto no sólo garantiza que cada vez se oigan más voces, sino que también establece redes de comunicación entre los ciudadanos, en relación con los asuntos públicos.