Participación electrónica: Alza tu voz digital

Nuestro mundo evoluciona rápidamente. Circunstancias y situaciones que consideramos constantes cambian por completo, a menudo a un ritmo bastante difícil de seguir. Uno de los mejores ejemplos es el progreso asombrosamente rápido de la tecnología, que rige de hecho la mayoría de los aspectos de nuestra vida actual. Aunque algunos se plantean consideraciones y dudas sobre hasta dónde y a qué nivel debería llegar la tecnología y cuáles podrían ser sus resultados, lo cierto es que trae consigo numerosos resultados, a menudo inesperadamente positivos.

La e-participación es un concepto relativamente nuevo que promueve y apoya la implicación y participación de los ciudadanos en los asuntos de gobierno a través de la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Cada día que pasa, todos los servicios gubernamentales de la UE adquieren una subsistencia digital; esto, por supuesto, es un camino de doble sentido, ya que sólo es posible mediante la adquisición de una identidad digital por parte de los ciudadanos, para poder interactuar con ellos y, en algunos casos, tener voz y voto en asuntos sociopolíticos. De este modo, se empodera a los ciudadanos, se mejoran las interacciones entre los gobiernos y estos últimos, y se mejora la participación del público en la política y la toma de decisiones.

En definitiva, la e-participación hace que los servicios de la Administración sean más directos, inclusivos, sencillos, fáciles de usar y transparentes, al tiempo que ahorra un tiempo muy valioso a los usuarios, introduciéndolos en la nueva era digital.

Pensemos en todos los procedimientos de los que forman parte los ciudadanos en la sociedad. El voto, por supuesto, la administración, la toma de decisiones, la emisión de solicitudes, la elaboración de políticas y los servicios gubernamentales; ahora piensa en el proceso que los ciudadanos suelen tener que pasar para formar parte de estos procedimientos. La mayoría de las veces, lo primero que nos viene a la mente son largas colas, respectivamente largos tiempos de espera, dar vueltas por diferentes edificios y oficinas de las autoridades públicas, y malestar general hasta que conseguimos nuestro objetivo.

Para comprender plenamente la esencia de la e-participación, podemos dividirla en algunas categorías distintas:

Administración

El concepto de administración electrónica se refiere a la transformación digital de los procesos en papel que, tradicionalmente, tienen lugar en un entorno de oficina. El objetivo fundamental es mejorar la productividad y el rendimiento mediante la creación de una oficina sin papeles. Perdidos entre cientos de expedientes y documentos, los empleados de las oficinas públicas solían tener dificultades para organizarse y encontrar eficazmente el documento concreto que buscaban; y a decir verdad, el sufrimiento no era egoísta por su parte, ya que una buena parte recaía sobre las espaldas de los ciudadanos.

Sin embargo, con la digitalización, las cosas han cambiado rápidamente. Ahora, en la mayoría de los países europeos, todos los datos y la información se han digitalizado y existen en servicios en la nube, lo que permite a los empleados y a las autoridades públicas olvidarse, de una vez por todas, de las montañas de papeleo y copias físicas.

No sólo los empleados ahorran una buena parte de su tiempo con la forma en que ahora se hacen las cosas, sino también los ciudadanos, ya que la mayoría de los servicios no les exigen ni siquiera abandonar la comodidad de su propio espacio. Además, hay espacio para comprobar los documentos oficiales elaborados por las administraciones y repasar los datos de gasto y cómo se gasta el presupuesto público.

Prestación de servicios

Todos los servicios de la administración pública, desde la emisión de una solicitud hasta la obtención de un permiso de cualquier tipo, se trasladan ahora a un cosmos digital de servicios. Gracias a ello, los ciudadanos se saltan el proceso tradicional, que requeriría un tiempo largo y probablemente dinero, y pueden tramitarlo todo desde la comodidad de sus hogares.

Más o menos, todos tenemos experiencias y recuerdos negativos de los trámites en los servicios públicos. Pasar por diferentes oficinas y plantas, a menudo por diferentes edificios, trámites que a veces requerían más de un día para completarse. Ahora que los servicios y la administración se han digitalizado, suele ser cuestión de minutos completarlo todo.

Toma de decisiones

La toma de decisiones electrónica es uno de los aspectos más importantes de la participación electrónica. Se refiere a la utilización de medios digitales por parte de los ciudadanos para que participen en la toma de decisiones, en cualquier nivel o fase del proceso. Desde votar y participar en elecciones digitales, y expresar una preferencia en asuntos públicos, hasta formar parte de foros sociopolíticos en Internet, o desarrollar.

Aunque algunos países europeos aún no han adoptado por completo la toma de decisiones digital, es una práctica cada vez más habitual. Las nuevas leyes se someten a la consideración de los ciudadanos, las políticas se publican y debaten entre el público, y las peticiones ganan poder dentro del mundo de la elaboración de políticas, con el gran ejemplo del sistema de peticiones en el Reino Unido, que examinaremos a continuación.

Elaboración de políticas

A través de las prácticas de e-participación, los ciudadanos pueden ahora formar parte de los procedimientos de elaboración de políticas. En cualquier fase del proceso, según los casos, los usuarios pueden elegir, opinar o votar, siempre a nivel digital.

De este modo, los procedimientos de elaboración de políticas se vuelven más seguros, rápidos y sin problemas. Sobre todo, los procesos digitalizados permiten a los ciudadanos de zonas descentralizadas participar en los procedimientos sin preocuparse por el tiempo, la distancia o el coste. Aunque los servicios digitales plantean a veces nuevos problemas derivados de la propia naturaleza de estos sistemas, las ventajas que ofrecen son tantas y tan concretas que la posibilidad de dar pasos atrás desapareció hace tiempo.

La Unión Europea ofrece grandes ejemplos de e-participación de los ciudadanos, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de utilizar diferentes plataformas de participación en las que los ciudadanos pueden emitir directamente su voto u opinar sobre temas de futuro. Puedes consultar dicha información en este enlace (sólo disponible en inglés)

https://european-union.europa.eu/live-work-study/participate-interact-vote_en.

Auditoría institucional nacional y local

La digitalización de los procesos cotidianos, por mucho que algunos la combatan constantemente, sin duda viene acompañada de prácticas de democracia directa, acceso más fácil y abierto a la participación, y transparencia de los procedimientos, hasta el punto de ser factible.

Un buen ejemplo de lo anterior es la capacidad de los ciudadanos de someterse a una auditoría a nivel nacional e institucional. A medida que las administraciones locales y las autoridades públicas avanzan en la ejecución de proyectos, construcciones, etc., los ciudadanos pueden acceder a los documentos relacionados y comprobar los gastos, los plazos y los procedimientos generales. Por ejemplo, se está construyendo un nuevo parque, con la decisión de las autoridades locales.

A través de ese proceso, aunque no el 100% de los datos estén a disposición del público, los ciudadanos pueden comprobar la transparencia de cada paso y transacción, hasta la finalización del proyecto. El poder hacerlo, genera confianza, y encierra la esencia misma de la e-Participación. Bajo el mismo paraguas de acción, se encuentra la capacidad de los ciudadanos de comprobar los actos y documentos producidos por los administradores públicos.

Presión social y política

A medida que la participación en la vida social – política va ganando terreno en el espectro digital, aparece un aspecto muy importante. Los ciudadanos son ahora capaces de ejercer presión, hacia determinadas direcciones y decisiones; que pueden materializarse a través de la recogida de firmas, peticiones, redes sociales, o grupos que presentan digitalmente propuestas sobre asuntos públicos. A través de estos procedimientos, los ciudadanos pueden ejercer sus derechos, decir lo que piensan y enrollarse bajo un mismo propósito.

En los últimos años, estamos asistiendo cada vez más a prácticas similares en el espectro de la e-Participación, con ciudadanos que se reúnen, propagan ideas, se organizan en grupos digitales y se convierten efectivamente en parte de las decisiones de la vida cotidiana.